“El rey de las sombras surcaba los mares, mecido por el viento, moviéndose lentamente y con
sigilo, mientras en cubierta la acción transcurría sin cesar: Las espadas se
cruzaban con su tintineante sonido, la sangre por sus afiladas hojas chorreaba,
algunos marineros desplomados al suelo caían. Los gritos de dolor sucumbían en
lo más profundo de la tarde. Y los
cañones, lo ensordecían todo.
La luz crepuscular iba menguando. Un enorme sol naranja
que se hundía poco a poco en las
profundidades del océano. Los últimos rayos de sol se reflejaban en sus ojos.
Emily Forbes agarraba su espada con fuerza, vestida como un pirata, debajo de su sombrero su larga melena negra
chorreaba, pequeños restos de sangre salpicaban su rostro.
Un giro de cabeza y aquella luz le incidía en los
ojos, levantó su mano libre para evitar el resplandor, por lo que la luz se
reflejó entonces en la hermosa gema violeta del brazalete.
Un
sentimiento de pérdida y preocupación la albergaron, pues el brazalete de su
mano se había soltado, y ahora corría por cubierta tras él. Éste se movía deslizándose aquí y allá entre la sangrienta
batalla que en popa tenía lugar. Al fin, en el último instante lo agarraba,
observando como el último rayo de sol en él se reflejaba, dejando paso a la
noche, la luna al otro lado lo indicaba. Y era entonces cuando sucedía:
Un movimiento de espada, un sonido de hundimiento,
un dolor se provocaba dentro, Emily caía al suelo, la sangre su gema salpicaba. Su sangre.”
Prefacio de Giro en el Tiempo
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